Felipe Vargas, apuntando a las estrellas

Dentro de la pista soy muy calculador y agresivo, no desaprovecho las oportunidades que se me presentan.

 

Vengo de una familia 100% de carreras, desde muy pequeño acompañaba a mi padre a sus competencias tanto en kartismo como de automovilismo, años después él me fue dando la oportunidad para incursionar en el deporte. 

 

Lo más satisfactorio fue cuando quedé de décimo en el mundo, además cuando confirmé mi participación en el CTCC como piloto oficial de Ford. Aún recuerdo mi primera victoria en esta competencia, fue en la cuarta fecha del torneo, ese día me demostré que podía enfrentarme y ganar contra los mejores. 

 

Muchas personas dicen que esta disciplina es peligrosa, siempre he creído que si pienso en eso voy a ir más lento, esa no es mi idea. Siempre cumplo con todas las regulaciones y medidas necesarias de seguridad, todos los deportes tienen algo de peligroso, el automovilismo no es una excepción. 

 

Mucho de lo que soy actualmente se lo debo a esa decisión que tomé a los ocho años, no solo quería ser un piloto, quería ser el mejor. Esto me ha traído muchas alegrías, me ha unido con mi familia de maneras increíbles y me ha permitido compartir esta gran pasión con ellos, quienes me han acompañado desde el inicio en julio de 2001. 

 

Es muy gratificante que todo ese esfuerzo, esas experiencias, la dedicación, me brinden frutos tan buenos con toda la CTCC y soy consciente de que esto solo empieza. 

 

Una de mis frases favoritas es “hay que apuntar a la luna, para llegar a las estrellas”, y este he sido yo en general, siempre trato de apuntar alto y sé que la vida me va a traer nuevas sorpresas y retos tanto dentro como fuera de las pistas para afrontar y triunfar.

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