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Lunes, 12 de mayo de 2025



COLUMNISTAS


La alta concentración en dos fuentes del abastecimiento energético nacional afecta los costos y la seguridad energética del país

Roberto Dobles [email protected] | Lunes 12 mayo, 2025


En varias columnas anteriores he señalado que los países exitosos en el mundo están avanzando o tienen ya una alta diversificación de su matriz energética (el “mix” nacional de fuentes de energía) y que buscan que las fuentes de energía que conforman ese “mix” sean mayoritaria o totalmente de origen nacional con el fin de lograr costos más bajos y una elevada seguridad del suministro energético, ante un mundo cada vez más incierto y convulso.

Los países están evitando tener una alta concentración en pocas fuentes de energía y particularmente con respecto a fuentes que tienen una alta dependencia del exterior donde no se tiene ningún control sobre su evolución futura (en costos, seguridad de suministro, etc.).

También he señalado que para poder realizar la transición energética y que esta transición sea energéticamente competitiva, no solamente se requiere que las nuevas fuentes de energía que se introducen en el “mix” de fuentes de energía sean no solamente ambiental y climáticamente sostenibles, sino que se requiere también que tengan costos iguales o menores a las fuentes que van a sustituir y que la seguridad en el suministro energético igual o mayor.

Costa Rica es una de las excepciones a estas tendencias mundiales, como lo demuestran los datos oficiales sobre la evolución del suministro energético nacional.

1. Alta concentración en dos fuentes del abastecimiento energético nacional cuyo abastecimiento depende de factores externos imposibles de controlar

Mientras que los estudios internacionales señalan que la matriz energética mundial prevista para el 2040 será la más diversificada jamás vista, en el país más bien se ha dado una peligrosa concentración en muy pocas fuentes.

En lugar de diversificar su abastecimiento energético, éste se ha venido concentrado en dos fuentes que, adicionalmente, son fuertemente dependientes del exterior.

Dos fuentes de energía (el petróleo y la hidroelectricidad), que representan el 81% del abastecimiento energético nacional, dependen de factores externos que el país no controla y que tienen una evolución con altos factores de riesgo e incertidumbre.

Esta situación expone fuertemente al país a los vaivenes, la incertidumbre y la volatilidad del mercado petrolero internacional (en el caso de los derivados de petróleo) y al cambiante y cada vez más incierto régimen de lluvias que es fundamental para la generación hidroeléctrica (el cual es crecientemente afectado negativamente por el cambio climático).

Los datos que se muestran a continuación muestran una síntesis de la altísima concentración del abastecimiento energético nacional en dos fuentes y de la altísima y riesgosa dependencia del exterior que tienen ambas fuentes:

• Petróleo. Los caros y volátiles derivados de petróleo importados representan actualmente el 65% del abastecimiento energético nacional y el 100% proviene del exterior.

No hay tampoco ninguna diversificación de los países proveedores ya que estos combustibles fósiles provienen en más de un 90% de un solo país proveedor (los EE. UU.), los cuales son también afectados por lo que sucede en el volátil, incierto y riesgoso mercado petrolero internacional.

Además, la demanda nacional de derivados de petróleo importados está creciendo más rápidamente que la demanda de fuentes renovables nacionales, lo que provoca que la dependencia petrolera proveniente del exterior continue aumentando.

La alta y creciente dependencia nacional de las importaciones de petróleo le está creando al país riesgos significativos, debido al aumento continuo de la vulnerabilidad a las fluctuaciones de precios de la energía y a las interrupciones potenciales del suministro.

Estos factores de riesgo generan una menor seguridad energética que puede llevar aumentos significativos en los costos de la energía y a una mayor inestabilidad económica y social y a riesgos geopolíticos.

• Hidroelectricidad. El abastecimiento de electricidad del país está fuertemente concentrado en la generación con plantas hidroeléctricas, las cuales producen en promedio un 75% de la electricidad nacional en época normal de lluvias.

El abastecimiento del agua que impulsa la producción hidroeléctrica proviene en un 100% del exterior, ya que las lluvias se dan como resultado de procesos climáticos muy complejos generados fuera del territorio nacional.

La electricidad representa el 22% del consumo energético nacional, por lo que el 74% de la generación hidroeléctrica representa el 16% del consumo energético nacional.

Este 16% del abastecimiento energético nacional proveniente de la hidroelectricidad, la cual es muy sensible a factores climáticos externos porque es la fuente de energía más afectada por el cambio climático y Costa Rica se encuentra en una de las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático.

Los expertos internacionales han señalado desde hace bastante tiempo que el cambio climático va a traer más menos precipitaciones y más sequías extremas, causando escasez de electricidad en los países que dependen altamente de la generación hidroeléctrica (como es el caso de Costa Rica).

Estos expertos señalan, entre muchas otras cosas, lo siguiente:

- El cambio climático altera la capacidad operativa y de los resultados económicos de las fuentes renovables de energía, particularmente aquellas que son más vulnerables a este fenómeno.

- Las energías renovables, intrínsecamente dependientes del clima, tendrán cambios en su cantidad, su disponibilidad en el tiempo, su rendimiento operacional y su nivel de producción de energía.

- Entre las fuentes renovables, la generación hidroeléctrica es la fuente de energía que más puede verse afectada directamente por el cambio climático ya que es muy sensible a la cantidad, el momento y los patrones geográficos de precipitación y de temperatura.

- Se espera que el cambio climático traiga menos precipitaciones y más sequías extremas en determinadas partes del mundo, causando escasez de electricidad en los países que dependen altamente de la hidroelectricidad.

Para enfrentar el faltante nacional de generación hidroeléctrica provocado por la reducción significativa que se da en los caudales de los ríos, producto de la carencia de las lluvias en las épocas secas del año y en las sequías más severas (como las provocadas por el fenómeno de El Niño y por el cambio climático), se usan plantas térmicas que consumen los caros derivados de petróleo importados del exterior (diésel y bunker).

En las épocas secas, el país debe importar adicionalmente electricidad cara del exterior proveniente del Mercado Eléctrico Regional (MER), donde tampoco hay seguridad de suministro y donde los precios son bastante volátiles según la severidad del faltante de generación eléctrica que pueda darse en la región.

Los países de la región centroamericana, que también son impactados por el cambio climático al igual que Costa Rica, siempre buscan satisfacer primero su demanda eléctrica y es el excedente o sobrante el que se exporta.

En caso de una crisis de desabastecimiento eléctrico en la región, la opción de importar electricidad se vería seriamente afectada, con las correspondientes consecuencias en los costos de la electricidad y en la seguridad de abastecimiento.

Al igual que en el caso de las crecientes y caras importaciones petroleras, los factores de riesgo que afectan la dependencia externa de las lluvias para la generación hidroeléctrica conducen a una menor seguridad energética que también puede llevar a aumentos significativos en los costos de la energía y a una mayor inestabilidad económica y social.

2. La producción nacional de energía ha venido emergiendo como una prioridad fundamental en la política energética de los países

En un mundo cada vez más incierto y convulso, el abastecimiento energético con energía producida nacionalmente está surgiendo como un objetivo nacional superior ya que es mucho más difícil que la energía nacional sea alterada por factores externos (en términos de volatilidad de los precios, de seguridad de suministro, etc.).

Para poder avanzar en el desarrollo de las fuentes nacionales de energía, los países exitosos han adoptado una estrategia de independencia, abundancia y dominancia energética (como Noruega, entre muchos otros), con la cual buscan desarrollar y exportar todas las fuentes de energía que se encuentran en su territorio y que sean económica, ambiental y tecnológicamente viables con el fin de fortalecer su desarrollo.

Estos países avanzan modernizando y adaptando sus marcos jurídicos y regulatorios a los nuevos tiempos para potenciar un desarrollo energético multi fuente de manera a aprovechar y exportar todas aquellas fuentes de energía que estén disponibles.

Mientras que en el mundo el aumento de la producción de energía producida localmente y la diversificación energética se está priorizando sobre las importaciones energéticas, los datos muestran que en Costa Rica ha venido ocurriendo lo contrario.

A diferencia de lo que está sucediendo en Costa Rica, en el mundo se tiene claro también que la producción nacional de energía y la diversificación de las fuentes de energía son dos factores fundamentales para fortalecer la seguridad energética y reducir los costos y los riesgos de la volatilidad en los precios de la energía.

Se comprende bien que la concentración del abastecimiento en pocas fuentes, y particularmente en aquellas fuentes cuyas condiciones de abastecimiento (costos, seguridad de suministro, etc.) dependen de factores externos, genera altos costos, alta volatilidad de los precios y una situación de altísimo riesgo de exposición a una elevada volatilidad y potenciales desabastecimientos.

A diferencia de las importaciones energéticas, el abastecimiento con fuentes de energía de origen nacional fortalece significativamente el control sobre la reducción de costos, el aumento de la seguridad energética y la reducción de los riesgos de volatilidad en los precios de la energía.

3. Conclusiones

La política energética que se ha venido implementando desde hace varios gobiernos ha conducido, por acción y omisión, a lo siguiente:

• Un aumento permanente del consumo de petróleo importado (en la forma de derivados) proveniente del exterior, cuyo crecimiento es mayor al crecimiento de las fuentes nacionales, lo que aumenta continuamente la dependencia petrolera, cuya participación en el consumo energético nacional llega ya al 65% del consumo nacional total de energía.

• Una altísima y creciente dependencia del exterior del abastecimiento energético nacional, la cual llega ya al 81% del abastecimiento energético, el cual está basado actualmente en las dos fuentes de energía (65% petróleo y 16% hidroelectricidad) cuyas condiciones de disponibilidad (económicas, físicas, etc.) dependen totalmente de factores externos fuera del control nacional y cuya evolución está sujeta a importantes factores de incertidumbre y de riesgo físico y económico.

• Un bloqueo del desarrollo pleno de todo el potencial energético que ha sido identificado en el territorio nacional.

• Un estatus quo energético que no se quiere adecuar a los nuevos tiempos y que mantiene una estructura de costos altos de la energía. Los costos de la energía en el país son superiores a los costos que existen en los principales países con los que competimos en el mercado global.

Esta situación pone en desventaja competitiva a los bienes y servicios producidos en el país. En el mercado global porque crea un costo superior del componente energético de las exportaciones nacionales con respecto a los bienes y servicios producidos en muchos países con los que competimos internacionalmente. Con respecto al mercado nacional, el componente energético de los costos de los bienes y servicios importados es menor que los costos de los bienes y servicios producidos en el país, lo que crea también una desventaja competitiva.

A pesar de que se ha identificado tiene un importante potencial de recursos energéticos renovables (solar, eólico, etc.) y no renovables (gas natural, etc.), el país tiene una seria problemática energética que no ha resuelto, debido a las importantes carencias y las omisiones de la política energética que se ha venido implementando desde hace varios gobiernos.

La política de independencia y abundancia energética que tienen muchos países exitosos (como Noruega) conduce a una serie de ventajas, incluyendo las siguientes:

• Mayores ventajas competitivas de costos y de escala.

• Costos bajos.

• Mayor calidad.

• Mayor productividad.

• Una rápida transición energética que mantiene y mejora la competitividad del país.

Con estas ventajas, los países que adoptan este tipo de política energética logran, entre otras cosas, lo siguiente:

• Menores precios de la energía.

• Mayor crecimiento económico y progreso social impulsado por los bajos costos de la energía.

• Mayores niveles de empleo directo e indirecto (derivado del mayor crecimiento económico).

• Mayor bienestar y calidad de vida.

• Mayor influencia regional y global.

• Mayor independencia geopolítica.

• Mayores niveles de recaudación fiscal.

• Mayor inversión económica, social y ambiental.

Por el contrario, los países que son altamente dependientes de la energía proveniente del exterior, como es el caso de Costa Rica, producto del bloqueo de la política de independencia y abundancia, debilitan su desarrollo económico y su progreso social porque lo exponen a situaciones desventajosas, como las siguientes:

• Altos costos de la energía y baja seguridad energética.

• Excesiva debilidad, vulnerabilidad y volatilidad económica y social producto de los vaivenes de la dependencia del exterior y de la creciente incertidumbre externa derivada de un mundo cada vez más convulso.

Costa Rica no solamente no ha avanzado en la transición energética, sino que más bien ha retrocedido, ya que la dependencia petrolera ha venido aumentando continuamente porque el crecimiento de la demanda petrolera ha venido siendo mayor al crecimiento de los recursos energéticos renovables nacionales y porque la política energética ha obstaculizado y evitado que se desarrollen todos los recursos energéticos, incluyendo los no renovables, los cuales prefiere importarlos masivamente a un altísimo costo y con una menor seguridad energética.

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