¿Predestinados?
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 30 junio, 2008

Claudia Barrionuevo

Hace un mes esta noble señora me contó que su cumiche había abandonado el tercer año de secundaria y estaba embarazada. De nada valieron los consejos que le dio ni el esfuerzo que invirtió.
Cuando les conté la situación a mis hijas se pusieron muy tristes. Para mí era la crónica de un destino anunciado. No sé si hice lo suficiente para evitarlo.
Traté de aliviar la pena de mis pequeñas argumentando que eso iba a pasar tarde o temprano, que de alguna manera la chica estaba predestinada. Ellas se negaron a aceptar mi argumento. Tienen razón. Son jóvenes. No deben creer que el destino esté escrito. El escepticismo las desluciría. A mí no. Ya he visto bastante. Pero no todo.
Posiblemente mis hijas hayan pensado en su amigo Diego. Yo también lo hago ahora.
Diego es un chico de 17 años, excepcionalmente dulce, responsable y lindo que llegó un día a la casa de una pareja de amigos como ayudante de su padrastro, un obrero de la construcción.
Mis amigos, Héctor y Marisol, lo “descubrieron”. Sí, como un agente de modelos descubre a una estrella, pero no por la forma en que lucía por fuera sino por la forma en que resplandecía por dentro.
Se dieron cuenta de que tenía inteligencia, capacidad de estudio, buena alma, y decidieron adoptarlo. No legalmente, pues Diego tiene a su mamá, pero lo instalaron en su casa como a un hijo más y se propusieron darle estudios, hasta el noveno año, en el colegio privado donde asisten sus hijos y las mías.
Con gran dedicación —como si no tuviera otra cosa que hacer siendo profesora universitaria e investigadora— Marisol pasó horas con Diego para que este alcanzara el nivel académico que el nuevo centro de estudios le exigía.
Diego no la defraudó: llegó a ser el presidente del colegio y en él instaló un mariposario como un legado al lugar que lo acogió.
Cuando Diego regresó a su pueblo las circunstancias económicas de su familia lo estaban obligando a dejar sus estudios.
Nuevamente Héctor y Marisol encontraron una oportunidad para el chico: Diego ganó —gracias a su propio esfuerzo y a la ayuda de esta pareja— una beca para ir a estudiar al Colegio Internacional en Montreal.
¿Estaba Diego predestinado? Tal vez sí. Solo necesitaba que alguien lo viera y apostara por él.
Héctor y Marisol organizaron una cena con el fin de recolectar fondos para el pasaje de Diego y allí nos encontramos varios amigos que habíamos seguido de cerca —y emocionados— el desarrollo del muchacho.
Lindy, otra amiga, católica, presente esa noche, me dijo que Héctor y Marisol —ateos confesos— eran realmente cristianos, pues habían realizado un acto de solidaridad, comprensión y estímulo y con él habían logrado que el destino (tal vez escrito) de Diego cambiara.
De parte de Marisol y Héctor fue una buena elección. Para mí, una excelente lección.
[email protected]
NOTAS ANTERIORES

Invisibles
Viernes 23 mayo, 2025
Hacemos tanto y nadie se da cuenta… yo comenté que estábamos trabajando en esa problemática y nadie sabía nada… cuando se dieron cuenta me felicitaron…

El Mercantilismo
Jueves 22 mayo, 2025
Mercantilismo es el nombre que dieron los historiadores al sistema económico prevaleciente en Europa desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII en Franci

CAFTA Revisitada
Miércoles 21 mayo, 2025
No se oye mucho de los adversarios del tratado de libre comercio que montaron una cruzada en contra en 2007. Casi todos al fondo estaban expresando su oposició

La jornada esclavista de 12 horas de trabajo a discusión amplia, en la Asamblea Legislativa
Miércoles 21 mayo, 2025
El lunes pasado en la Asamblea Legislativa votaron en contra de la aplicación del trámite rápido nueve diputados del Partido Liberación Nacional, Dinorah Barque