Quentin Villers, director del restaurante Il Faro
Autor: Luis Alejandro Meneses | Publicación: Jueves 14 julio, 2016
Uno de mis principales logros en el arte culinario ha sido de la mano de mi hermano, y es ganar la estrella Michelin, estando en Bruselas en nuestro restaurante Le Monde est Petit.
La noticia la recibimos en enero de 2015; los encargados de dar las estrellas iban al restaurante sin que nosotros nos enteráramos, a evaluarlo para ver si se cumplían los estándares que ellos buscaban.
Nos enteramos porque un cliente del restaurante nos llamó para felicitarnos, ya después la guía Michelin nos envió flores y champaña para darnos la noticia.
Mi vida como chef inició desde niño. Mi abuela siempre hacía cenas privadas en su departamento, y nos invitaba a ayudarla para alistar todo; después mi hermano entró a la escuela culinaria, y con el paso del tiempo yo decidí entrar. A mis 18 años comencé a trabajar en el mundo gastronómico.
Triunfar en la cocina es un gran sacrificio de tiempo, hay que esforzarse para ser más creativo cada día, actualizarse, ser humilde para aprender de los subalternos y también de los grandes maestros.
Mi principal satisfacción es ver el rostro de los clientes, un rostro de satisfacción que los motive a regresar y a recomendar la comida del restaurante.
Vienen muchos proyectos. Uno de ellos es crear nuestra propia huerta, importar algunas semillas de vegetales que no encontramos en Centroamérica, además queremos hacer un catering servicie y chef a domicilio, tener nuestra propia escuela de cocina; todo esto, además de dirigir el restaurante Il Faro en Rohrmoser.