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Quién es Alexandre de Moraes, el juez en el centro de la guerra del gobierno de Trump contra Brasil

Gerardo Lissardy - BBC News Mundo | Jueves 31 julio, 2025


Alexandre de Moraes
Getty Images
El juez Alexandre de Moraes concentra todas las miradas en Brasil

En la insólita escalada de tensiones entre el gobierno de Estados Unidos y Brasil, la figura calva y togada del juez Alexandre de Moraes pasó a ocupar un lugar central.

Este magistrado del Supremo Tribunal brasileño que conduce una causa penal contra el expresidente Jair Bolsonaro fue sancionado por EE.UU. el miércoles, mediante la Ley Global Magnitsky.

Se trata de una norma creada por EE.UU. para castigar a extranjeros acusados de graves violaciones de derechos humanos o corrupción, que el gobierno de Donald Trump decidió usar contra Moraes tras exigir sin éxito que retire los cargos contra Bolsonaro.

El expresidente brasileño, aliado de Trump, está acusado de planificar un intento de golpe de Estado cuando perdió las elecciones de 2022 ante el actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.

Trump firmó el mismo miércoles una orden ejecutiva que eleva a 50% los aranceles a productos brasileños, como había amenazado este mes cuando dijo que el proceso contra Bolsonaro es una "caza de brujas", aunque abrió cientos de exenciones a la nueva tasa.

Observadores han dicho que Trump ve en lo que ocurre con Bolsonaro un reflejo de sus acciones el 6 de enero de 2021 con el asalto al capitolio, por el cual enfrentó en la Cámara de Representantes un juicio político para destituirlo como mandatario del cual fue exonerado.

Los seguidores de Bolsonaro hicieron algo parecido en enero de 2023, cuando invadieron las sedes de los tres poderes en Brasil para tratar de evitar que asumiera Lula.

Al anunciar la medida comercial, la Casa Blanca también cargó contra Moraes y en un comunicado lo acusó de abusar "de su autoridad judicial para amenazar, perseguir e intimidar a miles de sus oponentes políticos, proteger a aliados corruptos y reprimir la disidencia".

Sin embargo, el magistrado recibió un mensaje oficial de solidaridad del Supremo brasileño, que defendió el proceso contra Bolsonaro. Y quienes lo conocen descartan que las sanciones de Washington puedan intimidarlo.

"El efecto es inverso", sostiene Miguel Reale Júnior, un exministro brasileño de Justicia que conoce a Moraes desde que fue su profesor de derecho. "Es una persona luchadora, que no huye de la confrontación", añade en diálogo a BBC Mundo.

De hecho, a sus 56 años y aficionado al arte marcial muay thai, este juez parece habituado desde hace tiempo a sobrellevar controversias, presiones y causas de alto voltaje.

"Pitbull"

Criado en una familia de clase media, Moraes recibió su formación en derecho en la Universidad de São Paulo, un tradicional centro de estudios de futuros políticos brasileños a donde más tarde volvería como profesor.

Alexandre de Moraes interroga a Jair Bolsonaro en junio como parte del proceso que le lleva a cabo por presunto intento de golpe de Estado.
Getty Images
Moraes interrogó a Bolsonaro en junio como parte del proceso que le lleva a cabo por presunto intento de golpe de Estado.

Luego de recibirse trabajó como fiscal, ocupó cargos públicos en São Paulo y en 2014 fue nombrado secretario de Seguridad de ese estado por el entonces gobernador Geraldo Alckmin, hoy vicepresidente de Brasil.

Alckmin y Moraes pertenecían entonces al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de centroderecha. Moraes se desafiliaría de esta fuerza antes de asumir en el Supremo, porque la Constitución brasileña prohíbe a los jueces tener actividades político-partidarias.

Como responsable de la seguridad del estado más poblado de Brasil, Moraes lideró una de las fuerzas policiales que más matan en el país, y aplicó políticas de mano dura de discutida eficacia.

Su polémica entrada a la escena nacional brasileña ocurrió en 2016, cuando la presidenta izquierdista Dilma Rousseff fue destituida en un juicio político y sustituida por el vicepresidente Michel Temer, quien designó a Moraes ministro de Justicia.

En aquel momento, desde la izquierda y movimientos sociales acusaban a Temer de dar un golpe contra Rousseff.

Pero Moraes se refirió a las protestas contra el impeachment de la presidenta como "actos de guerrilla" y, al asumir como ministro, avisó que impediría que los manifestantes cortaran la circulación de vehículos.

En ese momento fue definido como el "pitbull de Temer" en una columna del diario brasileño Valor.

Michel Temer y Alexandre de Moraes
Getty Images
Durante el gobierno interino de Michel Temer, Moraes fue ministro brasileño de Justicia y recibía críticas de la izquierda.

Sin embargo, la actuación de Moraes como ministro duró apenas unos meses: a comienzos de 2017, Temer lo eligió para ocupar una de las 11 sillas de jueces del Supremo que había quedado libre.

Paradójicamente, muchos en la derecha que entonces aplaudían a Moraes ahora lo consideran un enemigo, mientras en la izquierda defienden su desempeño como juez.

"Rigor exagerado"

Además del proceso a Bolsonaro, Moraes ha conducido varias causas más contra lo que considera amenazas directas a la democracia brasileña.

En 2019, con Bolsonaro en el gobierno, puso la mira en lo que denominaría "milicias digitales" de seguidores del presidente que a su juicio difundían desinformación en internet y difamaban a opositores.

Su argumento es que la extrema derecha y los populistas usan redes sociales como X (exTwitter) para desprestigiar las instituciones democráticas de Brasil y tomar el poder de forma inconstitucional.

"Si Goebbels viviera y tuviera cuenta en X, estaríamos condenados", dijo Moraes a la revista The New Yorker en abril. "Los nazis habrían conquistado el mundo".

Seguidores de Bolsonaro con carteles que leen "Fuera Moraes", con la imagen del juez Alexandre de Moraes.
Getty Images
Moraes se ha vuelto un blanco de crítica predilecto para los seguidores de Bolsonaro.

La propia justicia estableció poderes especiales con los que Moraes impulsó investigaciones, suspendió cuentas en redes sociales y ordenó numerosas detenciones bajo el argumento de la defensa de la democracia.

El año pasado, tras ordenar el cierre de cuentas bolsonaristas en X, el dueño de esta red social, Elon Musk, estalló de furia y dijo que "Moraes debería dimitir o ser destituido".

Pero Moraes mantuvo el pulso con el billonario: prohibió acceder a X en Brasil por algunas semanas y congeló cuentas bancarias asociadas a Starlink, otra compañía de Musk, quien al final aceptó sus órdenes y multas.

Medios brasileños y extranjeros han advertido sobre posibles excesos por parte de Moraes, que podrían limitar por ejemplo la libertad de expresión.

Algunos señalan también que el Supremo actúa al mismo tiempo como fiscal y juez, al abrir investigaciones y ser el último tribunal. Y a veces incluso como víctima: según la denuncia, el complot golpista incluyó planes para asesinar a Lula, Alckmin y Moraes.

Bolsonaro entrega a Trump una camiseta de Brasil con su apellido y el número 10
Getty Images
Bolsonaro es un aliado de Trump desde los años en que ambos eran presidentes.

El exministro Reale Júnior dice que su antiguo alumno y colega en la facultad de Derecho tiene "a veces un cierto rigor exagerado, pero sus decisiones en general son bien fundamentadas" y ratificadas por la mayoría del Supremo.

"Hay que recordar que él viene del Ministerio Público, entonces viene un poco con una visión acusatoria", explica.

Casado y con tres hijos, Moraes tiene ahora por delante lo que bien puede ser el mayor desafío de su carrera.

El juicio a Bolsonaro que tanto molesta a Trump está en su etapa final y, si el expresidente es condenado, podría recibir una pena de más de 40 años de cárcel.

Bolsonaro rechaza las acusaciones de intento de golpe y afirma que son parte de una persecución política.

Su hijo Eduardo Bolsonaro, un diputado brasileño que se mudó a EE.UU. y mantiene contactos con el gobierno de Trump, celebró el miércoles la sanción a Moraes como "histórica".

Lula ha calificado a los Bolsonaro de traidores de la patria y a Trump de "emperador" que busca avasallar la soberanía brasileña, afirmando que el Supremo actúa con independencia.

Por ahora, Moraes ni parece pestañear con la presión de Washington.

Unos días después de que Trump exigiera terminar con el proceso a Bolsonaro, dobló la apuesta y ordenó a la policía que colocara al expresidente una tobillera electrónica por entender que había un riesgo de fuga.

Ahora, tras las sanciones de EE.UU., la pregunta es cuál será el próximo movimiento del juez en medio de la confrontación de Trump con Brasil.

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